Daniel Habif

Déjame honrarte a ti que no recorriste entusiasmado el corredor de maternidad buscando la etiqueta con mi nombre y apellido, ni te dieron un puro de sorpresa para anunciarte el embarazo de mi llegada. ¡SORPRESA! tuviste 3 hijos, pero escogiste al 4. Como bien sabes, el que “puso la semilla” no estuvo en mi vida y ya partió, pero gracias a DIOS aun me quedas tú, el que me riega y poda, el que me cuida y exhorta, el que hace suyos mis sueños y problemas, el que supera el espacio vacante, el que se forja el título de padre con tiempo y hechos.    Gracias porque decidiste andar el noble camino de ser el amigo que construye la confianza y el respeto, adicionalmente me brindas orientación, protección, amor y comprensión. Trazas el mapa donde el sentido común enseña la colaboración y ayuda mutua, es decir, te conviertes en la columna de soporte y ejerces la responsabilidad de esos términos legales que muy pocos logran llenar: "La patria potestad”.    ¡BRAVO CESAR!, tú no eres de esos hombres que