Daniel Habif

En este encierro, he bajado al sótano de mis insomnios para resanar los huecos y grietas por donde gotea la ansiedad, hay más polvo que recuerdos aquí abajo, huesos rotos de un reflejo condicionado, tubos que llevan mi llanto, el miedo que lame todos los murmullos del mundo, mis nervios; ese cementerio de sueños clandestinos, traigo en las manos un rayito de luz que revela miserias y alegrías de lo cotidiano, ¡Que temor! escombrar los rincones sombríos de mi corazón.   ¿Cuántas cosas perdemos en la vida? Pequeños aretes, botones, monedas y cartas que se caen de nuestros bolsillos, pasaportes, teléfonos, besos, deseos y calcetines. Perdemos mascotas y hermanos, perdemos amores y tiempo, algunas son pérdidas tan grandes que no se pueden expresar.    ¡Qué dolorosas y desgarradoras historias hay detrás de quienes se perdieron así mismos! ¿En qué triste momento de la vida, dejé de saltar en los charcos porque se ensuciaban los zapatos? ¿Por qué fui abogado si soñaba con tocar el bajo en los escenari